Entre los siglos XI y XII se producen ocho expediciones a tierra santa llamadas cruzadas. Se trataba de empresas militares cuyo objetivo era rescatar las tierras santas en manos de los infieles. Jerusalén pasa a manos de los musulmanes y los principales reinos de Europa occidental mandan sus ejércitos para liberarla. Inicialmente tienen éxito y se crean varios reinos cristianos en la zona hasta que en el siglo XIV todo el territorio pasa a manos del imperio turco.
Las cruzadas permiten abrir el mediterráneo oriental al comercio y la salida de la autarquía por parte de los señores feudales europeos.
En Jerusalén había importantes reliquias cristianas ya que fue el lugar donde se crucificó a Cristo. En el siglo XIV se desarrolla en Europa la literatura de caballerías y dentro de ella el ciclo del rey Arturo que introduce el mito del Grial: La copa que contenía la sangre de Cristo.
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